Arsénico en el ambiente.


La presencia moderada de arsénico en el ambiente se relaciona con un riesgo mayor de ataque cardiaco y accidente cerebrovascular

Los investigadores sospechan que las aguas subterráneas y ciertos alimentos aumentaron el nivel de la sustancia química en un estudio con nativos americanos

                                   Lasinvestigaciones anteriores habían relacionado la exposición a niveles altos de arsénico en el agua potable (más de 100 microgramos por litro) con la enfermedad cardiaca coronaria, el ACV, la enfermedad arterial periférica y la aterosclerosis de la arteria carótida.LUNES, 23 de septiembre (HealthDay News) -- Las personas que se exponen de forma crónica a niveles moderados de arsénico en el ambiente podrían tener más probabilidades de sufrir un ataque cardiaco, accidente cerebrovascular (ACV) u otras enfermedades cardiovasculares, según sugiere un estudio con nativos americanos.

Unos investigadores de la salud ambiental decidieron explorar si la exposición a niveles más bajos de arsénico que se halla más habitualmente en el agua potable o en los alimentos también aumentaría el riesgo de enfermedades cardiacas.

"No sabíamos lo que ocurriría con niveles que se alcanzan de forma regular en Estados Unidos", afirmó la autora del estudio, la Dra. Ana Navas-Acien, investigadora del departamento de ciencias de la salud ambiental de la Facultad de Salud Pública Bloomberg de la Universidad de Johns Hopkins.

La exposición regular a niveles más comunes de arsénico de hecho se relacionó con un aumento del riesgo de enfermedades cardiovasculares mortales y no mortales, incluso después de tener en cuenta otros factores de riesgo como fumar, la obesidad y el nivel de colesterol, según los hallazgos, publicados en la edición del 24 de septiembre de la revistaAnnals of Internal Medicine.

"Es un efecto crónico sobre la salud a largo plazo", indico Navas-Acien. "Tenemos que entender que las enfermedades cardiovasculares son afecciones muy complejas, y hay muchos factores de riesgo ambientales que, como el arsénico, pueden estar contribuyendo".

Aunque el estudio halló que los niveles relativamente comunes de arsénico en el agua potable se asociaron con un riesgo más alto de enfermedades cardiacas, no probó que hubiera una relación de causalidad.

Los investigadores estudiaron a casi 3,600 hombres y mujeres nativos americanos que vivían en Arizona, Oklahoma, Dakota del Norte y Dakota del Sur; empezaron en 1989 y realizaron un seguimiento hasta 2008.

Probablemente las aguas subterráneas fueron la mayor fuente de exposición al arsénico en Arizona y en las Dakotas, afirmaron los investigadores. Los pozos privados en estos estados a menudo exceden el nivel estándar de EE. UU. de arsénico en el agua potable de 10 microgramos por litro, y a veces llegan hasta 50 microgramos por litro.

Los residentes de Oklahoma probablemente se exponían al arsénico a través de los alimentos; las fuentes potenciales son el arroz, la harina y otros granos, escribieron los investigadores.

Los participantes del estudio proporcionaron muestras de orina que el equipo de investigación usó para estimar la exposición al arsénico inorgánico.

Casi 450 participantes fallecieron de enfermedad cardiovascular y cerca de 1,200 contrajeron enfermedades cardiovasculares mortales o no mortales. Los investigadores hallaron que el riesgo de muerte de una persona por alguna enfermedad cardiovascular aumentó con la exposición al arsénico.

Una cuarta parte de los pacientes que tenían los niveles más altos de arsénico en su orina tenían un riesgo de morir de ataque cardiaco o ACV aproximadamente un 50 por ciento más alto que los que tenían los niveles más bajos de arsénico, afirmó Navas-Acien.

La exposición al arsénico también se asoció con un mayor riesgo de contraer enfermedades cardiovasculares.

"El estudio es muy importante", afirmó Alice Lichtenstein, profesora distinguida de ciencias y políticas de la nutrición en la Universidad de Tufts. "Es una área a la que hemos de prestar más atención. Da a los otros grupos de investigación otra variable a tener en cuenta". Lichtenstein no participó en el estudio.

Sin embargo, Lichtenstein anotó que el estudio no descubrió un vínculo directo entre el arsénico y las enfermedades cardiacas, sino que, en lugar de eso, halló una correlación entre ambos.

"No sabemos cuál es el efecto directo. Lo importante es que recojamos más información, que espero que se haga pronto", afirmó Lichtenstein, que también es directora del laboratorio de nutrición cardiovascular en la universidad. "No deberíamos descartar esto. Es muy importante. Pero creo que necesitamos un poco más de información".

Las personas preocupadas por su ingesta de arsénico deberían solicitar que se analizara su agua potable, indicó Navas-Acien.

"En particular, las personas que viven en pequeñas comunidades o tienen pozos privados deberían saber los niveles de arsénico que hay en su agua potable", comentó. "Si usted usa aguas subterráneas y no sabe los niveles de arsénico que hay en su agua potable, puede ser bastante peligroso".

Lichtenstein y Navas-Acien se mostraron de acuerdo en que las personas a las que les preocupe el arsénico también deberían seguir una dieta variada.

"El mejor consejo que podemos dar a las personas es que coman alimentos que procedan de una variedad de regiones distintas, en lugar de los cultivados en un solo lugar", afirmó Lichtenstein.

Las personas también deberían variar sus patrones de alimentación diarios, indicó Navas-Acien.

"Hay niños que beben jugo de manzana todos los días", comentó. "Eso es peligroso porque sabemos que hay niveles altos de arsénico en el jugo. Las personas han de seguir unas dietas variadas".

En julio, la Administración de Drogas y Alimentos de EE. UU. propuso un límite máximo de los niveles de arsénico en el jugo de manzana.



FUENTES: Ana Navas-Acien, M.D., Ph.D., researcher, department of environmental health sciences, Johns Hopkins Bloomberg School of Public Health, Baltimore; Alice Lichtenstein, D.Sc., Gershoff Professor of Nutrition Science and Policy, director and senior scientist, cardiovascular nutrition laboratory, Tufts University, Boston; Sept. 24, 2013, Annals of Internal Medicine